top of page

Mortiño, un tesoro en el páramo ecuatoriano


Cuando hablamos del Día de los Difuntos que celebramos los ecuatorianos, se nos viene inmediatamente a la mente la deliciosa colada morada, una bebida con tradición y llena de esmero de abuelitas, madres y cualquier habilidoso cocinero que desea deleitar a sus comensales o familiares con el sabor de nuestras raíces y resultado del grandioso producto que utilizamos en ella como es su componente único, el mortiño. A través de los años este fruto ha sido utilizado únicamente para la celebración de esta festividad, pero el libro “Mortiño, la perla de los Andes”, nos presenta las razones por las cuales deberíamos aumentar nuestro consumo de este alimento y lo versátil que puede ser.

Nos remontamos miles de años a.C. para explicar el origen de esta planta, que se genera en medio de montañas y páramos andinos, cuando se formó el estrecho de Bering y una diversidad de especies migró hacia América entre ellas el ancestro Vaccinium, de nuestra baya andina, procedente de Asia y Europa. Es así que en nuestro territorio podemos encontrar tres especies de mortiño, de las cuales dos son nativas, Vaccinium floribundum y Vaccionium Crenatun; y una es endémica, Vaccinium distichum Luteyn, perla que se la pude hallar únicamente en la provincia de Pichincha, en los sectores de las Palmas, Tandayapa Puerto Quito y Quito-Nono. Su origen se debe a las condiciones ambientales de su ecosistema, quienes interfieren en las características fenotípicas y genotípicas, haciendo que estas evolucionen para adaptarse a su nuevo hábitat con suelos ricos en minerales, microrganismos, cierta radiación solar y frías temperaturas. Al principio toma un color verde que le permite captar los rayos del sol gracias a la clorofila y generar su propio alimento. Y durante su maduración se observa la presencia de antocianinas que le otorgan sus tonalidades entre azules y negras.

Mismas características que hacen de este fruto muy rico en nutrientes como son: fenilpropanoides (respuesta a la radiación UV), flavonoides (antioxidantes naturales), antocianinas (prevención de enfermedades visuales, tumores malignos, colesterol alto y enfermedades cardiovasculares), polifenoles (prevención de arteriosclerosis y S. coli), taninos (limpieza del intestino), fibra (absorción de restos lipídicos), vitamina E (protección ante el cáncer), ácido ascórbico (disolución de calcio, trombos y colesterol), vitamina K (coagulación de sangre), vitamina A (formación de huesos), riboflavina (prevención de la depresión), ácido nicotínico(construcción de nucleótidos), b-caroteno (transformación a vitamina A), fósforo (memorización y fijación del calcio), sodio (retención del agua), magnesio (función muscular y del sistema nervioso), hierro (producción de hemoglobina), cobre (formación de glóbulos rojos), calcio (contracción muscular), zinc (reproducción celular), glucosa (fuente de energía), fructosa (biodegradación lenta), ácido crítico(regulación del pH) y ácido málico (sabor ácido y astringente).

Otra característica muy importante es la presencia de radicales libres, los cuales ayudan a nuestro organismos de una u otra manera a limpiarnos de todas las impurezas que contienen los productos de manera industrial con la utilización de químicos o que en cierto sentido generan daño en nuestro organismo, llegando a mal formar células o matar células benignas o generar células con crecimiento anormal, también llamadas células cancerígenas. En este sentido, el mortiño no solamente se lo observa desde el ámbito culinario, sino también desde el punto de vista medicinal en el cual añadimos otros beneficios como la prevención de la diabetes gracias a que este regula los niveles de azúcar en la sangre, tratamiento de afecciones nerviosas, prevención de reumatismo, inflamación en las vías urinarias, cáncer, enfermedades cardiacas, trastornos digestivos y arteriosclerosis.

Este es otro de los productos, de los cuales nosotros como ecuatorianos debemos estar orgullosos por ser privilegiados con esta verdadera perla con un gran número de beneficios y que los tenemos a la mano. Para algunos de nuestros compatriotas ya es su fuente de subsistencia y forma gran parte de su crecimiento o como un legado de sus antecesores de cosechar con sabiduría estas bayas hermosas. La mayoría tal vez piense que con mortiño no se pueden realizar muchas cosas, pero entran en un grave error ya que este puede ser el perfecto acompañamiento en un plato ya sea dulce o salado. Además que gracias a este, se están creando cooperativas para crecer como comunidad con ideas innovadoras en las cuales encajan perfectamente el mortiño como reemplazo de otro fruto. Obteniendo así un plato con riqueza no solo en sabor sino en valor nutricional. En los últimos años la humanidad está abriendo sus ajos hacia los productos orgánicos, libres de transgénicos y agroquímicos; y sería una pena que no aprovechemos de este producto natural que nos brinda nuestro entorno.

Este libro ha sido de una gran relevancia ya que no existen fuentes fidedignas de los productos propiamente ecuatorianos, lo que sería una de las causas del no consumo de nuestros productos. Por lo tanto, este libro es una importante guía de los cocineros ecuatorianos para motivar a todos los ecuatorianos, a apostar por este alimento y ser sus fieles fans. Y hacernos conjuntamente defensores de propios alimentos de nuestro territorio por encima de otros, con fundamentos claros y concisos, previamente investigados y probados.

Es decir, solo en nuestras manos está la protección de nuestra identidad y la prevención de enfermedades, en estos tiempos modernos en los cuales se encuentran con una gran cantidad de achaques por lo consumimos ya que si recordamos a nuestros antepasados tenían una longevidad mayor por su manera de alimentarse. Tal vez allí está el secreto de una vida feliz y en armonía con nuestro entorno.


Recursos Audiovisuales:


Referencias bibliográficas:


Puente, C. G. (2015). Mortiño, la perla de los Andes. Quito: Miguel Burneo M. y Carolina Pérez.



bottom of page